EL PATRIMONIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO RELIGIOSO DE LA PUEBLA DE CAZALLA DESTRUIDO EN LOS PRIMEROS DÍAS DE LA GUERRA CIVIL DE 1936

 José Cabello Nuñez
Archivero Municipal e Investigador de Historia Local


(Artículo publicado en la Revista de Semana Santa "El Estandarte". Año 2015, pp. 24-41.
Edita: Tertulia Cofrade "El Estandarte" de La Puebla de Cazalla (Sevilla)
 -------------------------------
 
Publicados en anteriores números de esta revista varios inventarios de los bienes de carácter histórico-artístico que en su momento albergaron los edificios religiosos de La Puebla de Cazalla entre los años 1792 y 1938 1, incluyendo algunos que eran propiedad de las Hermandades y Cofradías radicadas en ellos, y siguiendo el orden cronológico de la fecha de redacción de los mismos, ha llegado el momento de dar a conocer los inventarios de los enseres, imágenes, retablos y ornamentos litúrgicos que pudieron rescatarse tras el saqueo y destrucción del templo parroquial de Ntra. Sra. de las Virtudes y de la iglesia del convento de Ntra. Sra. de la Candelaria, acontecimientos que se desarrollaron entre los días 19 y 21 de julio 1936 tras el Alzamiento Militar que originó la Guerra Civil. No relacionamos el patrimonio artístico de la ermita de San José, pues de ello dimos cuenta en la pasada edición de esta revista del año 2014 2.


Retablo mayor (s. XVIII) de la iglesia parroquial (destruido en 1936).
Foto: Manuel Páez (obtenida de fotograma de película realizada por 

Pedro Sánchez en los años 20 del siglo XX)
Para la redacción de este trabajo de investigación hemos manejado, principalmente, la documentación que se conserva en diferentes archivos, tanto locales como provinciales3, así como algunas publicaciones relacionadas con la Segunda República y la Guerra Civil Española que se encuentran a disposición de quienes estén interesados en ampliar sus conocimientos esobre el tema.

No es nuestra intención proporcionar datos sobre las personas que pudieron estar implicadas, directa o indirectamente, en el saqueo e incendio de las iglesias de La Puebla de Cazalla, pues de ello ofrece cumplida información el investigador José María García Márquez en su libro titulado “La represión militar en La Puebla de Cazalla (1936-1943) 4”, al que podrá acudir el lector para ampliar sus conocimientos sobre este asunto y sobre lo acontecido en nuestra localidad durante aquellos fatídicos años, así como consultar mi artículo “Persecución religiosa y conflictividad social en la Sierra Sur de Sevilla durante la Segunda República: el caso de La Puebla de Cazalla 5”. Ambas publicaciones están disponibles en nuestra Biblioteca Municipal. Sólo nos ocuparemos de exponer los hechos tal y como constan en la documentación oficial de la época y dar cuenta del patrimonio histórico-artístico de nuestras iglesias que resultó destruido al inicio de la contienda.

En Sevilla y su provincia, la celebración de las elecciones generales de 16 de febrero de 1936 dio como resultado la victoria de la coalición de partidos de izquierda conocida como “Frente Popular”, formada por el PSOE, Izquierda Republicana, Unión Republicana, ERC, PCE, Acción Catalana, POUM, Partido Sindicalista y otros partidos minoritarios, quienes recuperarían así el poder perdido en las anteriores elecciones generales de 19 de noviembre de 1933, en las que resultaron ganadores los partidos de centro-derecha y de derecha. La vuelta al poder de las izquierdas hizo que nuevamente se produjeran situaciones similares a las acontecidas en los meses inmediatos a la proclamación de la Segunda República en abril de 1931, prodigándose los saqueos e incendios de iglesias, colegios y edificios religiosos, actuaciones arbitrarias de las autoridades civiles que incluso prohibieron el toque de campanas de las iglesias, el fomento de los matrimonios y enterramientos civiles y el laicismo en la enseñanza, etc. Así, el mismo día 17 de febrero de 1936, la iglesia de Herrera fue incendiada, tres días más tarde fue asaltada la iglesia parroquial de Peñaflor y destrozadas sus imágenes; siguieron en marzo de 1936 intentos de asalto y quema de las iglesias de Palomares, El Saucejo, Fuentes de Andalucía, Bollullos de la Mitación, Écija y Valencina, en Puebla del Rio, Lora, Lebrija, Brenes, donde fue saqueada la iglesia parroquial 6. Actos vandálicos que sucedieron igualmente en numerosas localidades y ciudades españolas, y que se vieron acrecentados a partir del 18 de julio de 1936 cuando el ejército se alzó en armas contra el gobierno de la República y dio comienzo a la Guerra Civil.

Aspecto del altar mayor de la iglesia parroquial, ya sin retablo tras el
incendio. ©Universidad de Sevilla. http://fototeca.us.es/.

El 18 de julio de 1936, al iniciarse el Alzamiento Militar, fueron incendiadas en Sevilla las iglesias de San Gil, San Roque, San Román, Omnium Sanctorum, Santa Marina, San Marcos, San Bernardo, Santa Ana, los conventos de San José de las Mercedarias Descalzas y el Monasterio de la Visitación de Santa María (Las Salesas), de Ntra. Sra. de la O, San Juan de la Palma y la Inmaculada Concepción; saqueadas y destruidas en parte las capillas de Montesión y de Ntra Sra. de los Dolores, entre otras. Igualmente, fueron numerosos los templos y edificios religiosos saqueados y destruidos en los diferentes pueblos de la provincia de Sevilla  7. Durante la Segunda República y primeros meses de la Guerra Civil, noventa y tres iglesias resultaron incendiadas y unas dos mil obras de arte religioso destruidas, según resulta de los informes elaborados y publicados por la Auditoría de Guerra del Ejército Sur 8 y los profesores José Hernández Díaz y Antonio Sancho Corbacho 9.
Los acontecimientos referidos a La Puebla de Cazalla se recogen en el legajo 97, expediente 2.532, Causa 419, año 1936, del Archivo del Tribunal Militar Territorial Segundo de Sevilla, actualmente depositado en la antigua Real Fábrica de Artillería de Sevilla (Avda. Eduardo Dato, 21) y del cual disponemos de una copia digital en el Archivo Municipal de La Puebla de Cazalla, la cual fue facilitada en su día por el investigador José María García Márquez.
Del mismo se desprende que la mañana del domingo día 19 de julio, tras conocerse la sublevación militar de Queipo de Llano en Sevilla, las organizaciones locales de izquierda constituyen un Comité de Guerra que procederá a la detención y encarcelamiento de algunos de los dirigentes más destacados de la derecha local10. Neutralizados estos, y por tanto sin oposición alguna, entre los días 19 y 21 de julio un destacado grupo de milicianos armados se dedicará al saqueo e incendio de las iglesias de la localidad (excepto la ermita de San José), destruyendo la mayor parte de sus imágenes, retablos y objetos litúrgicos, además de la importante documentación del Archivo Parroquial.

Nave de la Epístola de la iglesia parroquial tras el incendio. 
©Universidad de Sevilla. http://fototeca.us.es/.

La destrucción de los templos daría comienzo laL madrugada del 19 de julio de 1936, tal y como se recoge en el expediente judicial iniciado la mañana de ese mismo día por el Juez Municipal, José Segura González, en cuya providencia de inicio manifiesta que “(…) teniéndose conocimiento de rumor público que en la madrugada de este día, han sido incendiados el edificio local de Acción Popular y las puertas de la Iglesia Convento de San Francisco e Iglesia Parroquial de esta villa, procédase desde esta hora de las diez que es la de su conocimiento a la instrucción de las diligencias conducentes al esclarecimiento del hecho de autos (…)”11. 

Se tomó declaración a varios testigos, comenzando por Juan Gutiérrez Sánchez, de 60 años de edad, quien dijo que “(…) sobre las siete horas del día de hoy tuvo conocimiento de rumor público se habían incendiado en la noche a madrugada pasada las dos Iglesias del pueblo y el domicilio de Acción Popular (…)12”; seguidamente, Sor Isabel Prieto García, natural de León, de 69 años de edad y Superiora de la Comunidad de religiosas del Rebaño de María, prestó declaración diciendo que vive “(…) en un edificio anexo a la Iglesia denominada Colegio de San Francisco, propiedad del Obispado de la Provincia por lo que pagan renta por su alquiler pues la llevan en arrendamiento. Que en la comunidad como hay una hermana muy grave se encuentran en vela durante la noche y como ya tenían noticias de que el pueblo está resuelto vigilaban desde una ventana por si les podía ocurrir algo viendo sobre las dos de la mañana como dos jóvenes de unos catorce a diez y seis años se acercaron a la puerta de la Iglesia echando y acto seguido encendiendo una cerilla por lo que empezó a arder la puerta. Que acto seguido llamaron al sacristán para que acudiera a sofocarlo como así lo consiguió y que a la hora próximamente volvió otro grupo de tres hombres quienes volvieron a rociar la puerta con otro liquido y encendieron otra vez la puerta, quedando en retaguardia otro grupo más numeroso; que ni en la primera y segunda vez no pudieron conocer a los incendiarios aunque les parecieron ser vecinos del pueblo y que llamaron nuevamente al sacristán y en unión de otro vecino le sofocaron el fuego. Que la comunidad no ha sufrido daño alguno, nada más que el de la puerta de la iglesia (…)13”.

Nave central y coro de la iglesia parroquial tras el incendio.
 ©Universidad de Sevilla. http://fototeca.us.es/.

Hechas las anteriores manifestaciones, el Juez y el Secretario Municipal se encaminaron hacía la iglesia del convento para inspeccionar el edificio y extender una diligencia en la que dejan constancia “(…) que dicho edificio es la Iglesia denominada de San Francisco sito en la Plaza convento la cual presenta la puerta de entrada soflamada por su exterior y quemada por la parte inferior de las dos hojas en que se divide dicha puerta. Que al llegar a dicho lugar se aprecia un fuerte olor a gasolina o pintura quemada (…) citada puerta según dictaminan los peritos es de madera de caoba y no habiendo ninguna otra cosa especial que consignar nada más que hay peligro de propagación al convento y otras casas colindantes (…)”.14

Seguidamente prestó declaración Francisco Martagón Moreno, de 54 años, sacristán de la iglesia parroquial, quien dijo “(…) que el declarante se hallaba durmiendo próximo a la sacristía y sobre las tres horas de la madrugada sintió como ruidos extraños en la iglesia y saliendo para ver lo que era, observó que estaba ardiendo la puerta de entrada, por lo que empezó a pedir auxilio y acudiendo la vecindad pudieron sofocar el fuego. Que el hecho ha sido intencionado pues delante de dicha puerta aparecía un montón de leña ardiendo y gran cantidad de cochura. Que el declarante no sabe quienes sean los autores del referido hecho (…). Que lo único que se ha quemado es la puerta de entrada de la iglesia y soflamada la techumbre de la cancela”15.


Portada de las diligencias abiertas en el Juzgado Municipal (1936).
Archivo Municipal de La Puebla de Cazalla.

Continuó el Juzgado las diligencias llevando a cabo la inspección ocular de la iglesia parroquial acompañados de los peritos carpinteros Jesús Torres Martagón y Antonio Lobo Pérez. Personados en el lugar hacen constar que “(…) dicho edificio es la Iglesia Parroquial de esta villa sita en la calle del Cardenal Espínola, la cual presenta la puerta de entrada casi en su totalidad quemada la que es de madera de pino de Flandes de cinco metros veinte centímetros de largo por tres veintisiete de ancho. Este edificio se encuentra aislado formando un todo el mismo con la casa habitación del sacristán. El agente productor del fuego lo creen o bien un liquido inflamable o madera hacinada sobre la puerta y prendido fuego (…)16”. Los peritos valoraron en 1.500 pesetas los daños ocasionados en la puerta principal de la iglesia parroquial, en 40 pesetas los ocasionados en la cancela y en 80 pesetas los daños sufridos por la puerta de entrada de la iglesia del convento.17


También la mañana del 19 de julio de 1936 prestó declaración como testigo Diego Torres Delgado, sacristán de la iglesia del convento, de 60 años de edad, el cual manifestó “(…) que el declarante vive en unas habitaciones próximas a la Iglesia y de las que forman parte también del convento. Que la noche de autos no oyó ruidos de ninguna clase que le infundieran sospecha de que se estaba quemando la puerta de la Iglesia, por lo que ignora de cómo tuvo lugar ni quienes sean los autores de referidos hechos. Que sobre las tres le llamaron las monjas diciéndole que saliera a apagar la puerta de la iglesia pues unos jóvenes que no conocieron la habían prendido fuego saliendo acto seguido y consiguieron apagarlo, retirándose a su casa. Que poco después volvieron las mojas a avisarle diciéndole que otra vez la habían prendido fuego saliendo a apagarlo pero esta vez les salieron al encuentro varios hombres que le dijeron que cerrase la puerta que había abierto y se retirase como así lo hizo en evitación de una agresión no conociendo a ninguno de ellos. Que se debió apagar el fuego solo, pues en la mañana siguiente no encontró más señales de fuego que las producidas primeramente (…)”.18

Altar de Ntra. Sra. del Rosario (imagen S. XVI) destruido en 1936. Foto: Manuel Páez (obtenida de fotograma de película realizada por Pedro Sánchez en los años 20 del siglo XX).

El 20 de julio, el Juez Municipal tomó declaración a Diego Vargas Torres, de 43 años de edad, quien manifestó que “(…) el declarante es vecino inmediato al convento de San Francisco y en la noche de autos se hallaba en unión de su familia acostado y durmiendo y por eso no se dio cuenta de cuando ocurrió el incendio ni fue avisado para sofocarle, siendo las primeras noticias que tuvo del mismo al salir de casa sobre las cinco o seis de la mañana (…)”.19 En el mismo sentido se manifestó José González Portillo, de 52 años de edad y vecino de la Plaza del Convento20. Tampoco pudo aportar nuevos datos Antonio Caba Conde, de 37 años de edad, vecino inmediato a la iglesia parroquial.
No hubo apenas concluido las primeras diligencias, cuando el Juez Municipal se vio obligado a abrir otras nuevas a causa de los incendios, ahora sí de mayores proporciones, provocados la madrugada del 20 de julio por grupos de milicianos armados que regresaron a los edificios religiosos para destruirlos en su integridad. Así pues, el Juez iniciaría sus investigaciones manifestando “(…) que teniéndose conocimiento de rumor público que en la madrugada de este día, han sido incendiadas las iglesias del convento de San Francisco y Parroquial de esta villa, procédase a la instrucción de las diligencias conducentes al esclarecimiento del hecho de autos, poniéndolo en conocimiento de la Superioridad, a los efectos procedentes, trasládese el Juzgado a los lugares de los hechos para la práctica de la diligencia de inspección ocular y del resultado de lo actuado se acordará lo procedente (…)21”. 

Ese mismo día 20, el Juez y el Secretario Municipal practicarán la inspección ocular de los edificios incendiados, constituyéndose en primer lugar en “(…) la Plaza del Cardenal Espínola en la cual se halla sita la Yglesia Parroquial de esta villa y asomado a su puerta de entrada que no existe se observa que se halla ardiendo en toda su extensidad todo el edificio que hace de todo punto imposible su entrada en él, no observándose del mismo modo detalle alguno por la gran cantidad de humo que despide el fuego que ha debido empezar por la entrada del edificio y su puerta y cancela. En vigilancia del edificio se hallan dos hombres armados que dijeron (…) lo hacían de orden del Señor Alcalde de esta villa. Se hace constar igualmente que en el patio de la Yglesia se hallan amontonados muebles, libros, papeles y otros efectos del culto que debieron ser salvados del incendio por los vecinos de esta villa22.”

A continuación, tras la inspección ocular del templo parroquial, se tomó declaración a varios testigos. Uno de ellos, Miguel Correa Buje, vecino de la Plaza Vieja, de 43 años de edad, dijo que “(…) sobre la una y media de esta madrugada fue avisado por el sacristán diciéndole que le auxiliara pues la Yglesia estaba ardiendo (…) pero no fueron a sofocarlo porque estaba rodeada la Yglesia por hombres armados y temiendo alguna agresión. Que ya de madrugada vino el Jefe de los Municipales y les invitó a apagarlo, cosa que ya no podían efectuar porque todo el edificio era pasto de las llamas y tampoco se podía salvar nada (…)23”. Igualmente declaró el coadjutor Luis Sánchez Sánchez, de 47 años de edad, quien manifestó “(…) que del hecho de autos nada sabe el declarante únicamente que de rumor público ha oído que de una a dos ha sido incendiada la Yglesia Parroquial de su regencia así como la de la Yglesia de San Francisco. Que debido a las circunstancias porque atraviesa el país no ha salido el declarante de su casa y por ello no sabe la magnitud del siniestro. Que ignora cómo haya podido tener lugar y quiénes sean los autores del hecho (…) y que el hecho es intencionado”24.  

Asimismo declara Francisco Martagón Moreno, sacristán de la iglesia parroquial, de 54 años de edad, el cual dice “(…) que esta noche ha dormido el declarante en casa de su convecino Miguel Correa y desde la ventana estaba de vigilancia de la Iglesia observando cómo a la una y media próximamente se acercaban cuatro individuos que no conoció cargados con leña la que pusieron en la puerta de la Iglesia prendiéndola acto seguido. Que no pidió auxilio ni salió a sofocarlos porque todos los alrededores de la Iglesia estaba tomado por jóvenes con escopetas. Que ya de día y sobre las cinco de la mañana quiso salir a la calle y acercándose a él dos jóvenes que le dijeron que se metiera dentro, lo que hizo porque estaban armados (…)”.25

Cáliz y custodia de plata sobredorada (ésta última obra del platero José Alexandre) tras el incendio. ©Universidad de Sevilla. http://fototeca.us.es/.

Sobre la destrucción de la iglesia del convento prestan testimonio varios testigos. Uno de ellos, Diego Vargas Torres, de 43 años de edad, vecino de la Plaza del Convento, manifestaría al Juez que “(…) en la noche de hoy se hallaba el declarante en unión de su familia acostado en la casa que habita próximo al Convento de San Francisco, y durante la misma no ha sentido ruidos de ninguna clase ni ha sabido cómo haya podido prender fuego a la iglesia. Que sobre las dos o tres horas de esta madrugada el Jefe de los Guardias Municipales y otros dos guardias rurales empezaron avisar a todo el vecindario para que acudiera a sofocar el fuego acudiendo todos los vecinos que consiguieron casi apagarlo. Que la Fuerza se retiró para ver si en la otra iglesia también había fuego quedando el vecindario continuando sofocándolo. Que a la hora o así se presentaron seis o siete hombres que no conoció pues cree que son forasteros con pistola en mano diciéndoles a la vez que les encañonaban con ellas que se retiraran a sus casas y no salieran de ellas por lo que se fueron en evitación de una desgracia. Que desde entonces no sabe lo que pasaría hasta esta mañana que se levantó y vio que estaba ardiendo la iglesia (…)”.26

José González Portillo, de 52 años, también vecino de la Plaza del Convento, declararía que “(…) que en la noche última el declarante en unión de su familia se hallaba acostado y durmiendo en la casa que habita próxima al Convento de San Francisco. Que durante la misma no sintió ruidos hasta las dos o las tres que le llamaban para que acudiera a sofocar el fuego que había en la iglesia como así lo hizo acto seguido. Que nada más que se fue el Jefe de Policía y Guardias Municipales que allí había durante estaban apagándolo se presentaron seis o siete hombres con pistola en mano diciéndoles que se fueran a dormir, obedeciendo para evitar la agresión. Que después no sabe lo que pasaría, y que ignora quien o quienes hayan sido los autores del incendio (…)”.27

Cáliz y custodia tras la restauración. 
©Universidad de Sevilla. http://fototeca.us.es/.

La inspección ocular del interior de la iglesia del convento no pudo llevarse a cabo por parte de la autoridad judicial, pues “(…) se ha impedido efectuar la misma por dos hombres armados que se hallan custodiando o vigilando la misma, a pesar de habérseles exhibido el bastón insignia del cargo, contestando que solo obedecían órdenes del comité, por lo que desistiendo de efectuarla se retiró de aquel lugar este Juzgado (…)28

Al día siguiente (21 de julio de 1936), el Juez Municipal, en presencia de los testigos José Chias Muñoz y Pedro Moreno Luna, ambos carpinteros, entrega al coadjutor y al sacristán de la iglesia parroquial los enseres que, en un principio, pudieron salvarse del incendio del edificio y que se encontraban amontonados en el patio de la parroquia “(…) para evitar que hubieran sido pasto de las llamas29.” La relación de objetos es la siguiente:

- “Dos candelabros de plata antiguos.

- Ocho candeleros de plata antiguos.

- El Archivo Parroquial compuesto de sus libros correspondientes y legajos de las Secciones de Nacimientos, Casamientos y Defunciones y demás libros de la Iglesia que en sus estantes se contienen.

- Cuatro sillones de madera.

- Una mesa de escritorio.

- Veintiséis bancos de madera.

- Trece cajones con los ornamentos eclesiásticos.

- Once cuadros, cinco pintados al óleo con las imágenes de un Arzobispo, San José, Inmaculada, Santa Ana y San Francisco. Uno con la imagen del papa Pío II, dos con figuras bordadas y tres que contienen los aranceles parroquiales.

- Cuatro reclinatorios.

- Una canasta que contiene un cáliz de oro, y cuatro de plata, dos navetas de plata, dos vinajeras de plata, dos de cristal, una crismera de plata para bautismos, un porta viáticos dorado, un hostiario de metal, una custodia dorada, una concha para bautismo de plata, un porta viático chico de plata con cadena, una palmatoria de plata, un crucifijo plateado, un formón de níquel, un cajón para las hostias de madera, cuatro candeleros de plata, un copón plateado, un tarro de óleos de plata, un relicario de plata, siete varas de palio y dos insignias plateadas, diez pares de puertas, una repisa para la custodia.

Custodia de la iglesia parroquial, obra del ensamblador José Victorino Casaus y 
del dorador Eugenio Camacho (1764-1766).
 Rescatada del incendio. Foto: José Cabello Núñez.

- Un saco conteniendo un incensario de alpaca, dos de plata antiguos, una caldereta con hisopo de plata, una custodia dorada, dos candeleros de plata y un incensario de metal roto.

- Un altar custodia de madera dorada con cristales pintados de imágenes y tres cajones conteniendo cera de la iglesia.”

Terminadas las diligencias, el 21 de julio se remitieron ambos atestados al Juzgado de Instrucción de Morón de la Frontera30, quien a su vez, con fechas 5 y 6 de septiembre de 1936, una vez tomada la localidad por las tropas nacionales, las remitió a la Auditoria de Guerra de la Segunda Región Militar en Sevilla por considerar que el “(…) hecho que las motiva es de la competencia de la Jurisdicción Militar conforme al artículo 5º del Bando de la Junta de Defensa Nacional de España de veintiocho de julio último (…)”. No obstante, el Fiscal Militar solicitó que las actuaciones se devolvieran al Juzgado de Instrucción “(…) por tratarse de delito común definido y sancionado en el Código Penal ordinario que no tiene relación directa con las operaciones de guerra (…)”31. Las actuaciones fueron devueltas al Juzgado Municipal para que se continuaran las diligencias que permitieran esclarecer los hechos, las cuales se retomaron el 21 de septiembre32.

En esta fase del procedimiento se aportan nuevos datos que acreditan un tercer y definitivo incendio de los edificios religiosos en la madrugada del 21 de julio, destruyéndose enseres de la iglesia parroquial que en un incendio anterior pudieron ser rescatados33. En la diligencia de inspección ocular de la misma, practicada por el Juez Municipal el 21 de septiembre, se hace constar “(…) que dicha iglesia tiene puerta principal de entrada por la Plaza del Cardenal Spinola estando actualmente tapiada en parte para impedir la entrada34, que esta se efectúa por otra puerta falsa situada en su muro lateral derecho, dándose por ella acceso a un corral de grandes dimensiones en el que en diferentes sitios se observan restos de muebles y de prendas y otros efectos de haber sido todo ello destruido por el fuego. Al fondo de este patio en su ángulo izquierdo existe puerta de entrada a la iglesia dándose acceso primeramente a varios departamentos en los que también se observan restos de lo destruido por el incendio, y tan sólo existe sin haber sido pasto de las llamas, pero si con bastante deterioro a golpes, una pequeña custodia de madera dorada con adornos de cristal. La iglesia se divide en tres naves apreciándose en todos sus muros que están completamente desmantelados, así como en el techo y pavimento las señales del incendio, no habiendo quedado en ella altar, cuadro ni muebles de ninguna clase, si solo al fondo de la nave izquierda un pequeño altar de madera, aunque bastante deteriorado por el fuego (…) Aunque se evidencia que el incendio fue intencionado, no es posible determinar con que se produjera ni forma como se realizara (…)”.35

Seguidamente, el Juez visitó la iglesia del convento y extendió otra diligencia de inspección ocular en la que deja constancia que “(…) como la puerta de la iglesia ha sido también tapiada e impide la entrada, se verifica esta por la casa inmediata dicha36 y desde ella se observa completamente destruida por el fuego toda la techumbre y nave de la iglesia que está desmantelada, daños que asimismo se observan en la casa convento en las partes que linda con la iglesia (…) que ha tenido comunicación por una puerta existente en la planta baja, hoy tapiada por el estado en que la iglesia se encuentra. Aunque el incendio se evidencia ha sido intencionado, no puede apreciarse con que se produjera; que desde luego hubo propagación de la iglesia a las partes del edificio destinado a convento y peligro para las casas lindantes destinadas a viviendas (…)”.37

Nuevamente se tomó declaración a los testigos con quienes se practicaron las primeras diligencias, comenzando por la Madre Superiora de las religiosas, Sor Isabel Prieto García, quien manifestó “(…) que la noche del veinte o mejor dicho en la noche del diez y nueve a veinte de julio ultimo se hallaba con la comunidad en el colegio donde habita y vio que dos individuos a quienes por ser de madrugada no conoció, además porque traían unos haces de leña en la cabeza, colocaron estos en la puerta de la iglesia y le prendieron fuego y con motivo de ello, como no se podía acudir a sofocarlo debido a que había por las calles muchos hombres con armas, se propagó a toda la iglesia y habitación de la planta alta de la misma destinada a colegio, quedando todo destruido y una parte que el fuego no destruyó lo hicieron unos grupos de vecinos para ella desconocidos. Que los daños no los puede estimar, ni determinar lo incendiado y que el edificio lo tienen cedido por el Arzobispo de esta Diócesis (…)”.38

El vecino de la Plaza Vieja, Miguel Correa Buje, ratificó su primera declaración y añadió que con posterioridad a aquella “(…) sacaron de su casa y se llevaron a la Iglesia todos los bienes que allí habían metido, esto unos grupos de marxistas de los que no puede determinar a nadie (…)”39; el coadjutor parroquial Luis Sánchez Sánchez, se ratificó en la anterior, añadiendo en esta que “(…) incluso los bienes que les fueron entregados en depósito y que quedaron en la Iglesia fueron destruidos (…) por las hordas marxistas que en aquella se alojaron (…) que nada puede decir sobre los autores porque no salió ni vio nada (…)”.40

Continuó el Juez sus pesquisas solicitando informes de la Guardia Civil y del Alcalde para averiguar quienes pudieran haber sido los causantes de los incendios y proceder a su detención. Asimismo, tomó declaración al párroco, José María Rodríguez Guillén, al sacristán, Francisco Martagón Moreno, y al coadjutor, Luis Sánchez Sánchez, para que determinaran y valoraran los bienes particulares y enseres parroquiales destruidos. Así, el 29 de septiembre, prestó declaración el párroco diciendo que cuando ocurrieron los hechos se encontraba ausente en Pedrera, si bien el sacristán y el coadjutor “(…) le manifestaron que la iglesia y ornamentos de la misma fueron incendiados por las turbas sin que pudieran evitarlo los ciudadanos pacíficos por el peligro que corrían sus vidas. Que los efectos de su pertenencia destruidos por el fuego lo han sido los siguientes. Una casulla completa, alba, dos amitos, y dos roquetes, que estima su valor en la cantidad de seiscientas pesetas (…) Que el declarante no puede determinar en forma alguna los efectos destruidos por el fuego por ser muy numerosos estos, no recordando ni pudiendo determinar los mismos y además ignorar el paradero de los inventarios. Que el declarante por razón de su Ministerio tiene a su cargo la Iglesia denominada Convento de San Francisco, de la que con respecto al hecho de autos sólo sabe por habérselo referido el coadjutor de esta Parroquia Don Luis Sánchez Sánchez que igualmente fue pasto de las llamas por las turbas, sin que pudiera evitarlo el vecindario pacífico. (…) Que respecto de la Iglesia del Convento de San Francisco igualmente puede decir que no recuerda los efectos y ornamentos de citada iglesia por iguales motivos y razones expuestas anteriormente (…)”41.

Por su parte, el sacristán de la iglesia parroquial manifestó que sus bienes personales no sufrieron daño alguno y “(…) que también tiene que decir, que por este Juzgado Municipal se le hizo entrega de los efectos que figuran en la relación que consta en autos los cuales les depositó en una habitación de la sacristía de la Iglesia cerrando esta con llave, pero como los pistoleros eran amos del pueblo durante los sucesos, estos mismos volvieron a incendiar las habitaciones que no habían sido anteriormente pasto de las llamas entre ellas esta donde se hallaban los efectos entregados quemándose por tal motivo, sin que lo pudieran evitar los vecinos pacíficos ni menos el declarante sin peligro de su vida pues constantemente se les estaba amenazando de muerte (…) Que no pudo volver a denunciar estos hechos porque no podía salir de casa sin peligro de su vida (…)”.42 Finalmente, el coadjutor se limitó a confirmar la propiedad de los ornamentos litúrgicos del párroco.43 

Los peritos Eduardo Orellana Portillo y José Moreno Galván, ambos albañiles, tasaron los daños ocasionados en los edificios religiosos en un total de 100.000 pesetas (60.000 en el templo parroquial y 40.000 pesetas en el convento)44, y los comerciantes Anselmo Barrero Barrero y Juan Ramón Rodríguez Ramos tasaron en 700 pesetas el valor de los ornamentos litúrgicos propiedad del párroco.45 


Visita realizada el 12 de abril de 1937 por miembros de la Junta de Cul-
tura Histórica de Sevilla. ©Universidad de Sevilla. http://fototeca.us.es/.

 Mientras en el Juzgado Municipal se tramitaba el expediente judicial, el cura párroco José María Rodríguez Guillén informaba sobre los acontecimientos al cardenal Arzobispo de Sevilla, Eustaquio Ilundain y Esteban, ampliándole las noticias que en un principio le transmitiera por telegrama. En su escrito, fechado el 28 de septiembre de 1936, el párroco manifiesta que las iglesias “(…) fueron incendiadas por las turbas, quemadas las imágenes y retablos, y destruidas las aras y cuantos objetos estaban dentro de la mismas. El Smo. Sacramento en la Iglesia del Convento fue salvado por las religiosas, no así en la parroquia, pues las turbas armadas no dejaron penetrar a nadie (suponemos que ardió con el altar del Sagrario). Hechas las investigaciones nadie da datos, y examinados los escombros no hemos visto restos del copón ni nada. El Archivo Parroquial ha sido totalmente destruido y quemado, no habiéndose salvado nada, y nada se ha salvado tampoco de ornamentos, ciriales, incensarios y demás (tan sólo tres cálices que estaban en casa particular). Tanto una iglesia como otra han quedado en mal estado, y estoy desde hace varios días quitando los enlucidos de la iglesia Parroquial que están desprendidos y que ofrecen peligro para proceder a enlucir de nuevo, arreglar un poco el pavimento, comprar y poner puertas, reconciliar la Iglesia y poder celebrar el culto en la misma, pues no más ha quedado más que la ermita de San José que es muy pequeña. De los cálices que estaban en la Iglesia hemos encontrado uno roto y horriblemente profanado pues se habían servido de él para usos inmundos. Con lo expuesto queda manifiesto el estado de estas Iglesias y las necesidades que tenemos, restándome sólo suplicar humildemente a S.E.R. nos ayude si le es posible en algo (…)”.46

En su respuesta a la anterior misiva, el cardenal mostraba al párroco la mayor preocupación e interés de la jerarquía eclesiástica por recuperar las almas de los fieles que en reconstruir los edificios y dotarlos de nuevos ornamentos litúrgicos: “(…) Más –si cabe- que la ruina y pérdida de los objetos materiales, nos ha de preocupar para la labor pastoral a los párrocos y prelado la ruina de las almas alejadas de Dios. Hay que trabajar para atraer a Dios y a la vida cristiana al pueblo. Háganlo así. Bendícele.”47
Mientras tanto, en el territorio español controlado por el ejército y las milicias republicanas, continuaba la persecución religiosa y la destrucción de edificios religiosos, tal y como dejó acreditado Manuel de Irujo Ollo, ministro durante los dos gobiernos de Largo Caballero (1936-1937) y Negrín (1937), en el “Memorándum para el Consejo de Ministros sobre la situación de la Iglesia” presentado el 9 de enero de 1937, en el que dejó constancia, entre otras situaciones, de lo siguiente:48

“- Todos los altares, imágenes y objetos de culto, salvo muy contadas excepciones, han sido destruidos, los más con vilipendio.

- Todas las iglesias se han cerrado al culto, el cual ha quedado total y absolutamente suspendido.

- Una gran parte de los templos, en Cataluña con carácter de normalidad, se incendiaron.

- Los parques y organismos oficiales que recibieron campanas, cálices, custodias, candelabros y otros objetos de culto, los han fundido y aun han aprovechado para la guerra o para fines industriales sus materiales.

- En las iglesias han sido instalados depósitos de todas clases, mercados, garajes, cuadras, cuarteles, refugios y otros modos de ocupación diversos, llevando a cabo -los organismos oficiales los han ocupado- en su edificación obras de carácter permanente.

- Todos los conventos han sido desalojados y suspendida la vida religiosa en los mismos. Sus edificios, objetos de culto y bienes de todas clases fueron incendiados, saqueados, ocupados y derruidos.

- Se ha llegado a la prohibición absoluta de retención privada de imágenes y objetos de culto. La policía que practica registros domiciliarios, buceando en el interior de las habitaciones, de vida íntima personal o familiar, destruye con escarnio y violencia imágenes, estampas, libros religiosos y cuanto con el culto se relaciona o lo recuerda".


Portada del inventario de la iglesia de la Candelaria (1938). 
Archivo Parroquial.
En nuestra localidad, las autoridades municipales iniciaron las obras más urgentes para poder reabrir al culto las dos iglesias incendiadas empleando a “(…) los presos de menor responsabilidad (…) en la limpieza de las iglesias quemadas por las hordas marxistas (…)49”. Asimismo, el Ayuntamiento, en la sesión de 14 de octubre de 1936, acordará que "(…) sin perjuicio de lo que ordene la Superioridad referente a las reparaciones de los templos quemados por las hordas marxistas, se efectúen en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de las Virtudes, las obras más precisas para hacer a dicho templo utilizable para el culto, en la medida de nuestras disponibilidades y en la cuantía que más adelante podrá fijarse, haciendo de esta manera posible la continuación del culto católico en este pueblo, que de otra manera se vería privado de poderlo continuar."50

Durante el año 1937 prosiguieron las obras de restauración de ambas iglesias, financiadas en parte por el Ayuntamiento, que en la sesión plenaria de 21 de febrero de 1937 resolvería costear “(…) en la misma forma que se vino haciendo con la reparación del convento (…) y con cargo a la recaudación de los donativos voluntarios, todos los materiales de albañilería, como cal, yeso, cemento, arena, ladrillos, etc., que puedan ser invertidos en su reparación. Asimismo se acuerda contribuir con mil ochocientas pesetas para ayudar los gastos de la compra de la puerta de dicho templo.51"
Durante las obras de restauración de los templos, los profesores de la Universidad de Sevilla, José Hernández Díaz y Antonio Sancho Corbacho, como miembros de la Junta de Cultura Histórica y Tesoro Artístico de Sevilla, visitaron la localidad el día 12 de abril de 1937 con el fin de examinar los templos incendiados y realizar un inventario del patrimonio histórico-artístico destruido, trabajos que fueron publicados ese mismo año52.

Los miembros de la Junta de Cultura Histórica comienzan describiendo el templo parroquial desde el punto de vista arquitectónico, señalando que “(…) no ha sufrido grandemente en sus líneas arquitectónicas, habiendo quedado al descubierto la fábrica por pérdida del revoco”, para a continuación relacionar las imágenes y retablos destruidos, comenzando por el retablo mayor barroco “(…) correspondiente al estilo de la segunda mitad del siglo XVIII, que se compró en 1916 a una Iglesia del Puerto de Santa María. En él había las siguientes imágenes: en el centro la sedente de la Titular con el Niño en brazos; a los lados cuatro figuras de mártires; en el cuerpo superior la imagen del Santo Obispo de Hipona, en el centro, y las de San Diego de Alcalá y San Fernando, a los lados; en el remate el Padre Eterno y una pequeña figura de Niño Jesús en hornacina proporcionada. Todas ellas, que eran de madera policromada, han desaparecido con el retablo mismo”. Siguiendo con el testero de la Epístola, señalan que había “(…) próximo a la Sacristía un retablo de estilo neoclásico, donde se veneraba la imagen del Patriarca San José, con Jesús en los brazos, de madera policromada”. En el crucero “(…) el retablo del Sagrario, de estilo neoclásico, con las imágenes de la Virgen del Rosario en madera policromada, y una pintura de Jesús Crucificado, en el segundo cuerpo. Seguía la capilla de la Candelaria en la que había retablo neoclásico e imagen de vestir. A continuación un sencillo retablo con el lienzo de las Ánimas y por último una pintura el Santo Cristo con su altar. Todos ellos han desaparecido, víctimas del furor iconoclasta de los marxistas.”53

En el lado del Evangelio “(…) hallábamos en cabecera un retablo de gusto neoclásico con la imagen de San Antonio de Padua, en madera policromada”. En el crucero otro retablo del mismo estilo, con la escultura de la Inmaculada en el camarín central y una pintura de San Juan de Dios, en el cuerpo superior. Seguía la capilla de San Francisco y en ella un retablo romántico donde recibía culto la imagen del titular, en madera policromada. A continuación retablo neoclásico dedicado al Corazón de Jesús y la capilla bautismal con retablo dedicado al Arcángel San Miguel. De todos ellos sólo se conserva, aunque con grandes destrozos, el referido San Antonio. Los demás desaparecieron.”54

Siguiendo su recorrido, se detienen en los machones de la rotonda central, donde existieron retablos y altares con las imágenes de María Auxiliadora, Inmaculada Milagrosa, San Luis Gonzaga, San José y Jesús Misericordioso, los cuales fueron destrozados y quemados junto a las imágenes.55 Asimismo, quedaron destruidos el coro y “(…) un órgano antiguo con nutrida trompetería56. Se perdieron los ornamentos y numerosos objetos de orfebrería.” De éstos últimos pudieron restaurarse algunos que se salvaron del incendio, como una custodia de plata dorada con botones de esmaltes, obra de principios del siglo XVII, un cáliz de plata dorada, con su pie y copa del siglo XVI y su nudo aprovechado de otro destruido y datado en el siglo XVII; otro cáliz de plata de fines del XVIII, un copón de plata dorada y repujada de finales del XVIII, un viril de plata dorada, de fines del XVIII que “(…) lleva un punzón que dice: Alexandre”,57 y una custodia de madera dorada, del siglo XVIII.


Copón (s. XVIII) que perteneció a los frailes Mínimos. Rescatado del
incendio. ©Universidad de Sevilla. http://fototeca.us.es/.
Respecto a la Iglesia del Convento, de su arquitectura advierten por su interés “(…) unos baquetones acanalados que se empotran en los pilares, de notorio sentido renacentista, y bien pudieran hacer referencia a construcción anterior, rehecha en época barroca”. A continuación, se relacionan los imágenes y retablos desaparecidos, iniciando el inventario por el rico retablo barroco de la capilla mayor, destruido junto a las imágenes de la Inmaculada, Santa Teresa, Niño Jesús y Santa Lucía. En la cabecera de la nave del Evangelio se encontraba entonces una “(…) capilla donde se venera la imagen de la Virgen de los Dolores, que milagrosamente escapó del saqueo.”En en el brazo del crucero de la nave del Evangelio se hallaba en su día un retablo con la imagen de San José y la figura de Jesús en brazos, todos ellos fueron destruidos; en la misma nave seguía una pintura del Arcángel San Miguel con su altar y los retablos neoclásicos con las pinturas de San Antón, una escultura de San Pedro sedente y una imagen de vestir de la Virgen del Rosario, todos ellos también destruidos. En la capilla de Jesús, sita en la nave colateral de la Epístola “(…) donde se veneraba una devota imagen de dicha advocación, una imagen de vestir de la Virgen de las Lágrimas y un cuadro de María Auxiliadora.” Ya en 1937 estaba colocado en el brazo del crucero de la nave de la Epístola un retablo barroco, fechado en 1760, que procedía del convento de la Victoria de Estepa, el cual venía a sustituir al destruido y que desde entonces hace las veces de retablo mayor. Seguía la capilla de la Virgen del Pilar que “(…) tiene hoy recompuesto el retablo del estilo del siglo XVIII, que fue mutilado. En hornacina lateral (…) se veneraba una imagen de San Antonio de Padua y en otro camarín frontero recibía culto una estatua de la Virgen del Carmen”.58 Concluyen la visita en la capilla de la Vera-Cruz, donde encuentran un cuadro de Ánimas, una imagen del Cristo de la Vera-Cruz “(…) tallado en fecha reciente por el escultor residente en Jerez de la Frontera, don Ramón Chavelí, que se venera en recompuesto retablo de tipo neoclásico; en otro de los mismos caracteres una figura de Nuestra Señora de la Soledad, obra de dicho escultor, y como ella sustituyen a las que destrozaron las turbas; pintura de la Virgen de la Aurora, muy quemada; una hornacina donde se situaban las imágenes del Misterio de la Encarnación, y un cuadro de Santa Rita”.59

El 11 de mayo de 1938, el cura párroco D. José María Rodríguez Guillén redactaría los inventarios del patrimonio artístico correspondiente a las tres iglesias de la localidad, incluyendo los nuevos retablos, imágenes y ornamentos que fueron donados, cedidos o adquiridos para el culto y de aquellos otros que pudieron rescatarse y ser restaurados. Lo mismo hicieron las Hermandades con sus imágenes y enseres, redactando unos breves y escuetos inventarios que serían facilitados al párroco para su conocimiento y constancia en el Archivo Parroquial, fechados los días 6, 9 y 11 del mismo mes y año60. Gracias a dichos inventarios hoy podemos tener una idea, aunque sólo sea descriptiva, del patrimonio histórico artístico y documental que albergaron nuestras iglesias antes y después de su saqueo y destrucción en la Guerra Civil de 1936, algunos de los cuales podemos contemplar en nuestros días.

En el inventario de la iglesia parroquial61, el párroco hace una breve descripción del templo haciendo constar que es “(…) un edificio de amplias dimensiones y de fábrica magnífica, aunque sin terminar (…) la que fue Capilla del Sagrario, que forma el brazo derecho de la cruz, ha sido restaurada, donde está el Sagrario, de madera de escaso valor dorado por dentro y pintado de blanco con filos dorados por el exterior. En la hornacina está una imagen de la Inmaculada Concepción propiedad de la Señorita Dolores Benjumea Calderón. Además en esta Capilla está la baranda del comulgatorio de hierro fundido con tarima de madera, donadas por dicha Señorita (…) El resto del templo, sacristía y archivo está en restauración (…)”. Relaciona a continuación las “alhajas” de plata (custodias, cálices, copones, etc.) que pudieron salvarse del incendio, destacando entre ellas: “(…) una custodia de plata sobre dorada con su pie, sol, cristales y puntero (…) altura ochenta centímetros (…), una custodia de plata sobredorada con su pie, sol, cristales y puntero, altura 25 centímetros. Un copón de plata sobredorada, con cuatro cabezas de ángeles en la tapa y cuatro cabezas de ángeles y cuatro medallones de santos en el pie, altura 24 centímetros. Un copón de plata rull, dorado por dentro, altura 23 centímetros. Un copón con el pie de plata de ley, y la copa de plata rull, dorado por dentro, altura 23 centímetros. Un porta viático en forma de corazón con un cordero labrado en el centro, con su cadena. Una cajita pequeña, de metal, dorada por dentro, que se introduce en el corazón dicho, y sirve para el Sagrario Viático. Una llave con cadena de plata para el Sagrario (…) una concha de plata para el bautismo. Un cáliz de plata sobredorado, estilo gótico, con filigranas del mismo metal, esmalte y piedras, donación de la familia del difunto Don José Mª Cotta y Barea, cura propio que fue de esta Iglesia (…). Un cáliz de plata sobredorado, cincelado y repujado, sin patena (…)”. Además de lo anterior, otros cuatro cálices de plata labrados, un incensario de alpaca, una vinajera de plata Meneses con su platillo, dos juegos de vinajeras de cristal, una calderilla de plata, cincelada y repujada, con hisopo, dos bandejas de plata Meneses y dos portapaz de plata de ley, uno deteriorado y el otro con la imagen de Nuestra Señora de los Dolores de plata sobredorada en su centro. Sigue una extensa relación de los ornamentos sagrados, tales como capas, casullas negras, blancas, encarnadas, celestes, moradas y verdes, y varios ternos y paños de hombros, así como albas, roquetes, purificadores, corporales, hijuelas, manteles, sobre manteles, amitos, cíngulos, fiadores y sotanas, la mayoría de las cuales siguen actualmente en uso. Varios libros litúrgicos y, en el apartado “otros objetos de la parroquia” menciona “(…) un catafalco de dos cuerpos formado por marcos de lienzo, pintado, en mal estado, tiene su armadura. Una tumbilla de madera (…)”, cinco faroles de hoja de lata, dos ciriales semi-góticos de metal plateado de 2 metros de altura, 4 campanas, un púlpito de hierro fundido con escalera de hierro, 25 bancos de madera (en uso en la actualidad), un vía crucis con cruces de madera, un confesionario de madera, 13 candeleros de metal, una cruz parroquial de metal blanco de 50 cm. de altura, tres campanillas de metal y otra mayor de cobre “para cuando se administra el Santo Viático”, un acetre de metal amarillo con hisopo y un ostiario de metal amarillo. Por último, en el local destinado a Archivo (actual despacho del párroco), dos estantes, uno de ellos de cedro pintado en negro con sus puertas talladas, una mesa, “un cuadro de lienzo con marco negro con una imagen de la Santísima Virgen con el niño en los brazos”, un retrato del papa Pío X, un mapa de España, un cuadro pintado del papa León XIII y un crucifijo con dosel, de un metro de altura. Concluye el inventario relacionando los libros que formaban el Archivo Parroquial. 
 
Retablo mayor (S. XVII-XVIII) de la iglesia de la Candelaria destruido
en 1936. Foto: Manuel Páez (obtenida de fotograma de película realiza-
da por Pedro Sánchez en los años 20 del siglo XX).

El inventario de la iglesia del convento62 es más pormenorizado. Al describir el edificio, el párroco prácticamente transcribe lo ya reflejado en los inventarios de 1923 y 192863, si bien cuando se refiere al altar mayor deja constancia que “(…) solo existe la mesa de altar de material con piedra de ara.” En un apartado del inventario titulado “Estado actual del templo” relaciona las capillas que fueron restauradas en 1937 copiando en su mayor parte lo redactado en los citados inventarios de 1923 y 1928, si bien ofrece algunas aclaraciones respecto a lo acontecido en la Guerra Civil. Comenzando por la capilla de Ntra. Sra. de los Dolores, su descripción es idéntica a la de 1928 respecto a la arquitectura. De las imágenes sólo indica que la imagen de la Virgen tiene “vestido de pana con aplicaciones doradas”, habiendo desaparecido cualquier referencia al Cristo de las Aguas pues este fue destruido. Sigue con la capilla de Ntro. Padre Jesús, de la que dice “(…) se está reconstruyendo, con fondos de la Hermandad, para colocar las nuevas imágenes adquiridas para sustituir a las primitivas que fueron destruidas (…)”.  


Actual retablo mayor (fechado hacia 1760) de la iglesia de la Candelaria.
Procede del desaparecido convento de la Victoria de Estepa. 
Foto: José Cabello Núñez.

En la nave izquierda “(…) ha sido colocado un retablo donado de una de las iglesias de Estepa64, de madera, dorado, de poco valor, lo mismo que el Sagrario, en este Altar estaba antiguamente el Sagrario, donde hoy se encuentra con baranda de comulgatorio de hierro y tarima de madera.” De la que fuera capilla del Carmen dice “(…) existe en su centro un retablo de madera pintado en nogalina, de escaso valor (…) dos horhacía la iglesia del nacinas, una a la derecha y otra a la izquierda, con mesa de altar de material, en la izquierda está una imagen de San Antonio de Padua, antiguo, de madera de poco valor, donado por una de las Iglesias del Puerto de Santa María”. Continúa con la capilla de la Vera Cruz describiendo el altar del Stmo. Cristo como “(…) un sencillo retablo algo dorado sin orden artístico, tiene cuatro columnas lisas (…) que contienen las imágenes de Jesucristo Crucificado, y María Santísima de la Soledad (…)”, aclarando no obstante que “(…) todo lo relativo a las capillas e imágenes de Jesús Nazareno, Nuestra Señora de las Lágrimas, Nuestra Señora de los Dolores, Vera-Cruz y Soledad, están a cargo de sus respectivas hermandades o cofradías.”


Cajonería barroca de 1714. Salvada del incendio de la iglesia de la Candelaria.
©Universidad de Sevilla. http://fototeca.us.es/.


En la sacristía se encuentra la cajonería para cuya descripción emplea los mismos términos que en los inventarios de 1923 y 1928. Sigue una amplia relación de ornamentos litúrgicos, destacando entre ellos un terno de raso blanco “pintado a la acuarela”, siete casullas blancas, encarnadas, verdes, moradas y negras, tres albas, ocho amitos, seis juegos de corporales, cuatro docenas de purificadores, ocho toallas, ocho manteles y ocho sobre manteles y cinco roquetes. En cuanto a la orfebrería, detalla la existencia de dos cálices de plata sobredorada, con patena y cucharita, dos copones de plata sobredorada, una llave de plata con cadena para el Sagrario, una bandeja dorada para la comunión y un porta viático de plata sobredorado para los enfermos del campo. Dos juegos de vinajeras con platillo de níquel, siete pares de candeleros de metal amarillo, dos candelabros de metal amarillo y una media luna de cinco luces cada una, un hostiario, un incensario y naveta de alpaca, un acetre e hisopo de metal amarillo, dos campanillas de metal, dos lámparas de plata Meneses (una para el Sagrario y otra para la Virgen del Carmen). En el apartado “otros objetos” se incluyen los siguientes cuadros de lienzo enmarcados con caña dorada: San Francisco de Asís, Santa Lucía, Santa Bárbara, San Juan Bautista, San Félix y Ntro. Padre Jesús, así como cuadros de papel con María Auxiliadora y Ntra. Sra. de las Angustias. Por último, en la sacristía se halla un crucifijo de madera de un metro de altura, una custodia con urna de madera para el Monumento “en mal uso”, un Sagrario de madera (pintado en color nogal, para el reservado en Semana Santa) y mobiliario diverso (sillones, perchas, maceteros, alfombras, etc.).

Imágenes de N. P. Jesús Nazareno (1709) y Cirineo, destruidas en 1936.
Fotografía realizada a la entrada de la iglesia de la Candelaria.
http://www.hermandaddenuestropadrejesus.es/hermandad/images/
stories/jesus%201%20001.jpg.

Para concluir, ofrecemos los inventarios del patrimonio artístico correspondiente a las hermandades, comenzando por el de Ntro. Padre Jesús Nazareno. Fue redactado el 6 de mayo de 1938 en un folio mecanografiado y suscrito por los miembros de su Junta de Gobierno65 y el párroco, haciendo constar la existencia de “(…) una imagen de Jesús construida el año anterior para sustituir la destruida por los rojos (…) una Virgen Dolorosa construida y adquirida el año anterior para suplir la que también quemaron los rojos (…)”. Relacionan estar en posesión de una túnica de diario sin adorno y “(…) una túnica antigua bordada en oro y librada del incendio cuya forma no coincide con la figura y dimensiones de la nueva imagen de Jesús (…)”, una saya y un manto de uso diario y “(…) un manto bordado en oro y perteneciente a la Dolorosa desaparecida o quemada (…)”, tres pares de candeleros de plata Meneses y un candelabro dorado, dos pares de ánforas de metal plateado, un cubre macetas de níquel, “ocho candelabros de madera con dorados para los pasos de la procesión”, “cuatro frisos o respiraderos pertenecientes al paso quemado de la Virgen”, “un Estandarte o bandera con bordado de oro”, un Simpecado, dos colgaduras de seda para los cultos, una lámpara de plata Meneses, “tres manteles de tul bordado en oro”, una cruz y un juego de sacras de plata Meneses y un atril de metal plateado para el altar, un par de jarrones de metal blanco y seis insignias.


Imágenes de N. P. Jesús Nazareno (1709) y Cirineo, destruidas en 1936.
Fotografía realizada a la entrada de la iglesia de la Candelaria.
http://www.hermandaddenuestropadrejesus.es/hermandad/images/
stories/jesus%201%20001.jpg.


Mucho más escueto si cabe, y sin ofrecer detalles que nos permitan identificar los bienes, es el inventario presentado por la Hermandad de la Vera-Cruz66, extendido en una cuartilla de papel mecanografiada y firmada el 9 de mayo de 1938 por su Mayordomo, Juan Romero, y el párroco: “Un Cristo enclavado. Una Virgen. Un paso para el Cristo. Un paso para la Virgen. Un manto para la Virgen en el Camarín. Un [Manto para la Virgen en] la Procesión. Una corona para la Virgen. Una salla (sic) y escapulario. Un Estandarte. 6 Insignias. 2 Luciferarias de diez velas de plata Meneses. 4 [Luciferarias de] cinco [velas de plata Meneses]. 1 Jarro y palangana”.

Stmo. Cristo de la Vera-Cruz (obra de Ramón Chavelí, 1937). Actual-
mente en San Nicolás del Puerto (Sevilla). Foto: http://blogmorado.
blogspot.com.es/2011/11/el-cristo-de-las-aguas-de-san-nicolas.html


El inventario de la Hermandad de Ntra. Sra. de los Dolores tampoco ofrece mayor detalle que los anteriores. Extendido en un folio mecanografiado el 11 de mayo de 1938, está firmado por el Hermano Mayor, Pedro Sánchez, y el párroco67. En él se relacionan los siguientes bienes: “1 Imagen de Nuestra Señora de los Dolores. 1 Manto negro para el camarín: donado por Doña Rosario Gómez de Sánchez. 1 Corpiño antiguo, bordado con lentejuela de oro. 1 Delantal antiguo, bordado con lentejuela de oro. 1 Corona de Plata antigua. 1 Corona de Plata Moderna para cuando sale en el paso. 1 Ráfaga de metal Plateado. 1 media-luna de metal dorado. 1 Cruz de altar de 70 c/m. 1 Cruz de Madera para el Cristo que quemaron en el Santo Sepulcro68. 2 candeleros de metal plateado de 70 c/m. 4 candeleros de metal plateado de 60 c/m. 1 arca de madera para guardar la cera. 1 repisa de madera para cuando sale la Virgen. 1 peana de metal para poner la Virgen en la repisa. 1 Palio con varas de metal en muy mal estado. 1 Manto azul bordado en oro en muy mal estado. 1 Corpiño y delantal granate bordado en oro. 1 Cinturón de Agremán dorado. 1 Simpecado nuevo: donado por D. Pedro Sánchez Sánchez. 1 Estandarte nuevo: donado por D. Pedro Sánchez y Sánchez. 4 túnicas para los pedidores.”

Stmo. Cristo de las Aguas (José Montes de Oca, 1717), titular de la
Hdad. de los Dolores, destruido en 1936. Foto: Manuel Páez (obtenida
de fotograma de película realizada por Pedro Sánchez en los años 20 del
siglo XX).

Con la publicación de estos inventarios de los bienes de carácter histórico-artístico religioso pertenecientes a la iglesia local y a sus hermandades y cofradías, la mayor parte de ellos desgraciadamente saqueados y destruidos en 1936 con ocasión de la Guerra Civil, pretendemos que no quede en el olvido la importancia y calidad del patrimonio artístico de La Puebla de Cazalla que ha desaparecido para siempre y de éste otro que hoy día podemos disfrutar. Afortunadamente, unos pocos bienes pudieron rescatarse y restaurarse, otros se salvaron al estar depositados en aquellos momentos en domicilios particulares por encontrarse en obras la capilla que los alojaba o en poder del sacristán que residía en las salas altas de la iglesia parroquial. Tras la contienda, el esfuerzo económico realizado por el vecindario, las autoridades locales y las hermandades para la reconstrucción de nuestros templos y dotarlos nuevamente de las imágenes y ornamentos necesarios para el culto fue titánico, como lo es aún en nuestros días para su mantenimiento. 
 

Archivo Hdad. de Ntra. Sra. de los Dolores. Obras de reparación de su
capilla. Foto: autor.

1 CABELLO NÚÑEZ, José. “Las iglesias de La Puebla de Cazalla a través de un inventario de 1886”, en Revista de Semana Santa 2001, La Puebla de Cazalla: Tertulia Cofrade “El Estandarte”, 2001, pp. 31-41; “La iglesia parroquial de Nuestra Señora de las Virtudes de La Puebla de Cazalla según un inventario de 1912”, en Revista de Semana Santa 2007, La Puebla de Cazalla: Tertulia Cofrade “El Estandarte”, 2007, pp. 59-64; “El patrimonio histórico-artístico de la parroquia de Santa María de las Virtudes según los inventarios de los años 1923, 1928, 1929 y 1933”, en Revista de Semana Santa 2008, La Puebla de Cazalla: Tertulia Cofrade “El Estandarte”, 2008, pp. 47-50; “El patrimonio artístico de la iglesia de Ntra. Sra. de la Candelaria de La Puebla de Cazalla en los inventarios parroquiales de 1923 y 1928”, en Revista de Semana Santa 2013, La Puebla de Cazalla: Tertulia Cofrade “El Estandarte”, 2013, pp. 13-20; “El patrimonio histórico-artístico de la ermita de San José de La Puebla de Cazalla según sus inventarios de bienes (1792-1938)”, en Revista de Semana Santa 2014, La Puebla de Cazalla: Tertulia Cofrade “El Estandarte”, 2014, pp. 60-69.
2 CABELLO NÚÑEZ, José. “El patrimonio histórico-artístico de la ermita de San José de La Puebla de Cazalla según sus inventarios de bienes (1792-1938)”, en Revista de Semana Santa 2014, La Puebla de Cazalla: Tertulia Cofrade “El Estandarte”, 2014, pp. 65-69
3 Archivo Municipal de La Puebla de Cazalla, Archivo Parroquial de Ntra. Sra. de las Virtudes, Archivo General del Arzobispado de Sevilla y Archivo del Tribunal Militar Territorial Segundo de Sevilla.
4 GARCÍA MÁRQUEZ, José María. “La represión militar en La Puebla de Cazalla (1936-1943)”, La Puebla de Cazalla: Ayuntamiento de La Puebla de Cazalla, 2009. “La represión militar en La Puebla de Cazalla (1936-1943)”. La Puebla de Cazalla: Ateneo Cultural Morisco y Cajasol Obra Social, 2011.
5 CABELLO NÚÑEZ, José. “Persecución religiosa y conflictividad social en la Sierra Sur de Sevilla durante la Segunda República: el caso de La Puebla de Cazalla” en Archivo Hispalense, Sevilla¨: Diputación Provincial, nº 267-272, 2007.
6 RUIZ SÁNCHEZ, José Leonardo; ALVAREZ REY, Leandro. “Epílogo: la guerra civil y el franquismo” en Historia de la Iglesia de Sevilla, Sevilla: Editorial Castillejo, 1992, pp. 808-809.
7 SALAS, Nicolás. “Sevilla en tiempos de los Anti-Dios”. Sevilla: Editorial Castillejo, 1999, pp. 329-447. Recoge el autor una larga nómina y numerosas fotografías de los edificios destruidos e imágenes religiosas desaparecidas en Sevilla y su provincia.
8 AUDITORÍA DE GUERRA DEL EJÉRCITO DE SUR. “Cinco meses de Frente Popular, dos meses de marxismo, Avance de Memoria. Situación de la provincia de Sevilla, a partir del 16 de febrero de 1936 hasta su liberación”, Sevilla: Imp. Raimundo Blanco, 1938. “La persecución religiosa en la Archidiócesis de Sevilla 1936-1939.”
9 HERNÁNDEZ DÍAZ, José; SANCHO CORBACHO, Antonio. “Estudio de los edificios religiosos y objetos de Culto de la ciudad de Sevilla, saqueados y destruidos por los marxistas”. Sevilla: Junta de Cultura Histórica y Tesoro Artístico, 1936. “Edificios religiosos y objetos de culto saqueados y destruidos por los marxistas en los pueblos de la Provincia de Sevilla”. Sevilla: Junta de Cultura Histórica y Tesoro Artístico, 1937. “
10 CABELLO NÚÑEZ, José. “Persecución religiosa y conflictividad social en la Sierra Sur de Sevilla durante la Segunda República: el caso de La Puebla de Cazalla” en Archivo Hispalense, Sevilla¨: Diputación Provincial, nº 267-272, 2007, pp.50-51
11 Archivo del Tribunal Militar Territorial Segundo de Sevilla (ATMTSS), Leg. 97, Exp. 2.532, Causa 419, año 1936, “Instruida con motivo del incendio habido en la Iglesia Parroquial de en La Puebla de Cazalla, Convento de San Francisco y Acción Popular. Ocurrió el hecho el día veinte de julio de 1936 (…)”, Fol. 38 r.
12 ATMSS. Ibídem, Fol. 39-40.
13 ATMTSS, Ibídem, Fol. 45.
14 ATMTSS, Ibídem, Fol. 46. Los peritos presentes son los carpinteros Jesús Torres Martagón y Antonio Lobo Pérez.
15 ATMTSS, Ibídem, Fol. 47.
16 ATMTSS, Ibídem, Fol. 48.
17 ATMTSS, Ibídem, Fol. 50
18 ATMTSS, Ibídem, Fol. 51.
19 ATMTSS, Ibídem, Fol. 54.
20 ATMTSS, Ibídem, Fol. 54.
21 ATMTSS, Ibídem, Fol. 2 r.
22 ATMTSS, Ibídem, Fol. 3.
23 ATMTSS, Ibídem, fol. 4.
24 ATMTSS, Ibídem, fol. 5.
25 ATMTSS, Ibídem, fol. 6.
26 ATMTSS, Ibídem, fol. 8 r.
27 ATMTSS, Ibídem, fol. 8 v.
28 ATMTSS, Ibídem, fol. 9 v
29 ATMTSS, Ibídem, fol. 10.
30 ATMTSS, Ibídem, fol. 1 y 56.
31 ATMTSS, Ibídem, fol. 58. Dictamen de 12 de septiembre de 1936.
32 ATMTSS, Ibídem, fol. 15 y 60.
33 ATMTSS, Ibídem, fol. 10.
34 La Junta Conservadora del Tesoro Artístico en Sevilla, con fecha 7 de septiembre de 1936, dirigió un escrito al alcalde de La Puebla de Cazalla solicitándole su colaboración para la conservación de los edificios religiosos incendiados y saqueados y el rescate de los objetos procedentes de los mismos. Al escrito se adjuntaba una circular de 22 de agosto de 1936 emitida por dicha Junta, donde se ordenaba a los alcaldes o presidentes de las Comisiones Gestoras procedieran al tapiado o cerramiento de las puertas y huecos de los templos hasta que por la Junta no se determinara lo que procediera, siempre y cuando no estuviesen dedicadas al culto religioso. Este era el caso de ambas iglesias, que estaban inutilizadas para el culto, celebrándose las misas en la ermita de San José excepto los días festivos que tenían lugar en la Plaza del Ayuntamiento. Asimismo, los alcaldes, asesorados por los sacerdotes o por los miembros de las hermandades radicadas en los templos afectados, deberían dictar disposiciones para recoger las imágenes, cuadros, custodias y objetos de culto que se hubieran salvado y depositarlos en las casas de los sacerdotes o de personas de confianza hasta que la Junta Conservadora acordara lo pertinente, así como tomar medidas para custodiar los edificios incendiados e impedir que los objetos artísticos salieran de la localidad. Archivo Municipal de La Puebla de Cazalla (AMLPC), Expedientes y documentos de Cultura (1936-1969), Leg. 202. Correspondencia con la Junta Conservadora del Tesoro Artístico (1936).
35 ATMTSS, Ibídem, fol. 16-17.
36 Se trata de la residencia de las Hermanas del Rebaño de María.
37 ATMTSS, Ibídem, fol. 17.
38 ATMTSS, Ibídem, fol. 18.
39 ATMTSS, Ibídem, fol. 19.
40 ATMTSS, Ibídem, fol. 20.
41 ATMTSS, Ibídem, fol. 25.
42 ATMTSS, Ibídem, fol. 26.
43 ATMTSS, Ibídem, fol. 26.
44 ATMTSS, Ibídem, fol. 27.
45 ATMTSS, Ibídem, fol. 27.
46 Archivo General del Arzobispado de Sevilla (AGAS), Gobierno, Asuntos Despachados, Leg. 591.
47 AGAS, Gobierno, Asuntos Despachados, Leg. 591. Vid. CALLAJAN, William J. “La iglesia católica en España (1875-2002)”. Barcelona, Crítica S.L., 2003, p. 287. Para Callajan, “(…) el clero diocesano centró la atención en alcanzar el objetivo tradicional de la Iglesia, que era asegurarse de que el mayor número posible de personas cumpliera con sus obligaciones religiosas sin preocuparse demasiado por los motivos de sus feligreses.”
48 CARCEL ORTI, Vicente: “Breve historia de la Iglesia en España”. Barcelona. Editorial Planeta S.A., 2003, pp. 403-404
49 AMLPC, Libro nº 13 de Actas del Pleno (11-4-1935 al 4-12-1936), Acta de la sesión celebrada el 15 de agosto de 1936, Fol. 136-137.
50 AMLPC, Libro nº 13 de Actas del Pleno (11-4-1935 al 4-12-1936), Acta de la sesión celebrada el 14 de octubre de 1936, Fol. 145.
51 AMLPC, Libro nº 14 de Actas del Pleno (11-12-1936 al 6-10-1939), Acta de la sesión celebrada el 12 de febrero de 1937, p. 17.
52 HERNÁNDEZ DÍAZ, José; SANCHO CORBACHO, Antonio. “Edificios religiosos y objetos de culto saqueados y destruidos por los marxistas en los pueblos de la Provincia de Sevilla”. Sevilla: Junta de Cultura Histórica y Tesoro Artístico, Imprenta de la Gavidia, 1937. “, pp. 187-192. En la fototeca del Laboratorio de Arte de la Universidad de Sevilla se conservan miles de fotografías realizadas por dichos profesores durante las visitas que efectuaron a los diferentes pueblos de la provincia de Sevilla e iglesias de la capital. Dichas fotografías se encuentran actualmente disponibles para los usuarios en la Web http://fototeca.us.es/ y de las cuales reproducimos aquí algunas correspondientes a La Puebla de Cazalla.
53 HERNADEZ DIAZ, José; op. cit., p. 188.
54 HERNADEZ DIAZ, José; op. cit., p. 190.
55 HERNADEZ DIAZ, José; op. cit., p. 190.
56 La maquinaria del órgano fue diseñada y ejecutada entre los años 1792 y 1797 por el organero Francisco Rodríguez. El diseño de la caja estuvo a cargo del maestro tallista Francisco de Acosta, si bien sería finalmente realizada por el tallista Miguel González Guisado. Vid. RETAMERO MOLINA, Ana Ángeles. “El órgano histórico de la iglesia parroquial de la Puebla de Cazalla: una obra del organero Francisco Rodríguez”, en La Puebla de Cazalla, una villa centenaria, una villa con historia. Madrid: Ayuntamiento de La Puebla de Cazalla, 2009, pp. 21-31.
57 HERNADEZ DIAZ, José; op. cit., pp. 190-191.
58 HERNADEZ DIAZ, José; op. cit., p. 191-192.
59 HERNADEZ DIAZ, José; op. cit., p. 192.
60 Archivo de la Parroquia de Sta. María de las Virtudes de La Puebla de Cazalla (APSMVLPC), Inventarios (1873-1945), Leg, 50, carp. 1, doc. 9-16, 78. Del inventario de la Hermandad de San José ya dimos cuenta en el número anterior de esta misma revista. Vid. CABELLO NÚÑEZ, José. “El patrimonio histórico-artístico de la ermita de San José de La Puebla de Cazalla según sus inventarios de bienes (1792-1938)”, en Revista de Semana Santa 2014, La Puebla de Cazalla: Tertulia Cofrade “El Estandarte”, 2014, pp. 60-69.
61 APSMVLPC, Leg. 50, carp. 1, doc. 14.
62 APSMVLPC, Leg. 50, carp. 1, doc. 14.
63 CABELLO NÚÑEZ, José. “El patrimonio artístico de la iglesia de Ntra. Sra. de la Candelaria de La Puebla de Cazalla en los inventarios parroquiales de 1923 y 1928”, en Revista de Semana Santa 2013, La Puebla de Cazalla: Tertulia Cofrade “El Estandarte”, 2013, pp. 13-20.
64 Procedente de la desaparecida iglesia de la Victoria de Estepa. Actualmente es el retablo mayor.
65 APSMVLPC, Leg. 50, carp. 1, doc. 13. “Inventario de los bienes u objetos que posee la Hermandad de Ntro. P. Jesús Nazareno de Puebla de Cazalla en la fecha actual.” Se reconocen las firmas de Juan Angulo, Antonio Ruiz, Luis Carrillo, Pedro Gutiérrez y Manuel Gallardo.
66 APSMVLPC, Leg. 50, carp. 1, doc. 13. “Inventario de la Hermandad del Santísimo Cristo de Vera-Cruz y María Santícima (sic) de la Soledad.”
67 APSMVLPC, Leg. 50, carp. 1, doc. 13. “Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores y del Santo Entierro en su Capilla Convento de San Francisco de Puebla de Cazalla. Diócesi (sic) de Sevilla. Inventario que esta Hermandad hace de los enseres y objetos que le han quedado después de la destrucción que los marxistas hicieron en esta villa.”
68 Esta cruz aún se conserva en la casa de Hermandad de Ntra. Sra. de los Dolores y pudiera ser obra del escultor José Montes de Oca, al igual que el Stmo. Cristo de las Aguas destruido en 1936.

Comentarios

Entradas populares de este blog

70 aniversario. Bendición de la Patrona de La Puebla de Cazalla (1948-2018)

La Guerra Civil en La Puebla de Cazalla